Por la Dra. Daiana Jousse
Anuario AANPBA, edición N° 5.
“Pelle” como le decíamos en quirófano y sus amigos, nació en Córdoba el 28 de agosto de 1952 y a los 7 años con sus padres se mudó a San Antonio de Areco; donde vivió hasta su ingreso a la facultad. Repetidor serial, poniendo como excusa tener más amigos que Roberto Carlos, logró terminar el secundario sorprendiendo a propios y ajenos, y para mayor sorpresa e inmensa alegría y orgullo de sus padres, decidió ser Médico.
Eligió la Medicina como forma de vida e hizo su carrera universitaria en La Plata, completando su formación en Anestesiología en San Isidro. Fue ahí donde conoció a su primer amor, una instrumentadora con las que compartió varias horas de quirófano, Karin, madre de sus 2 hijos, Agustín y Paula. Ninguno siguió los pasos de “Pelle”, él ingeniero y ella psicóloga.
En 1983 volvió a los pagos de Areco para quedarse. Aquí, prestó sus servicios en el Hospital Municipal Emilio Zerboni, por 35 años, hasta su jubilación en agosto de 2018.
Dicen quienes lo conocían mejor, que su primera anestesia la hizo mucho antes. Cuenta la leyenda que un familiar cercano tenía un zoológico en Lujan y fue esa persona la que lo convenció de “dormir” un Mono……. Si!! Un MONO!!. Un comienzo poco habitual pero seguramente ese “primer paciente” sembró en el doctor su vocación por la Anestesiología.
Sus compañeros al inicio fueron el Dr. Piño Sala y la Dra. Cataldo, quienes luego de 3 años partieron de Areco, dejando la anestesia del Pueblo en manos de Pelle por muchos años. Más tarde, llegó la Dra. Noemi Garros y luego el Dr. Marcelo Miranda que lo acompañó durante varios años hasta que, finalmente, lo volvieron a dejar solo; hasta la llegada de “Nosotros”, la nueva camada de la Asociación del Norte, donde tuve el agrado y el honor de acompañarlo en las anestesias del pueblo hasta que su “máquina” le pidió parar. Fue ahí cuando sin desearlo se jubiló.
En el trabajo era hombre de carácter y “renegado”, recuerda más de uno.
Aunque fue ablandándose con el pasar de los años, haciéndose querer por sus compañeros. Lo cierto es que, si de reunirse se trataba, Pelle estaba al pie del cañón; muchas veces anfitrión de grandes asados y otras, cocinando en el horno de barro, su especialidad secreta.
Cuando no estaba dentro del quirófano repartía su tiempo entre sus otras pasiones, la música y las motos. Fanático de los vehículos de 2 ruedas, dueño de una Yamaha 250cc, que lo acompañó en grandes viajes a lo largo de la Argentina, y la causante de su larga inactividad laboral tras una caída que le causó una fractura en una de sus piernas. Gran músico, desempeñándose en la guitarra, el teclado y el bajo, aquellos que lo pudieron escuchar, dicen que era privilegiado de una gran voz. Integrante de varios grupos en su adolescencia y juventud. Muestra de este amor y fanatismo por la música, fue la banda que formó con colegas en su adultez, llamada Mezcla Rara, tocando en fiestas y bares del Pueblo. Banda que le presentó a su segundo amor… “Muni”, como le decían, compañera de fierro que lo acompañó en las buenas, y en las no tan buenas.
Anestesiólogo CASI los 365 días del año, CASI porque como los superhéroes, él también dejaba su ropa de fajina colgada. Los 24 de diciembre, en vísperas de Nochebuena, dejaba el ambo para agarrar la Barba BLANCA, el pantalón, la chaqueta y el gorro ROJO para convertirse en el PAPA NOEL AREQUERO; yendo casa por casa, de amigos y conocidos disfrazado, repartiendo regalos a los más pequeños, alimentando la ilusión de la navidad. Una sana costumbre que llevo a cabo por varios años, pintándolo como persona y dejando ver el gran corazón que tenía. Éste fue nuestro gran “PELLE”, y así lo recordaremos.